miércoles, 26 de octubre de 2016

Qué raro que me llame Federico (Yolanda Reyes)

Yolanda Reyes



Las referencias que tenía sobre la escritora y educadora colombiana Yolanda Reyes, eran la de autora de libros infantiles y sus columnas de opinión. Desde que vi la publicidad sobre su nuevo libro, me llamó mucho la atención su bella portada y su sinopsis, sobre un tema tan actual, politizado y discutido, como el de la adopción. 

El libro me ha sorprendido gratamente, me ha encantado de principio a fin. Me ha conmovido, me ha alegrado, me ha emocionado, me ha deleitado, y logra una de esas cosas bellas que se puede lograr con la literatura, que es la de ponerse en el lugar de otra persona, sentir lo que vive y siente, aunque sea a través de un personaje de ficción, construido con mucha sensibilidad, detalle y cuidado por la autora, así como es la construcción de toda la novela. 

Cuenta la historia de Belén, una editora madrileña que tiene un gran deseo de ser madre, pero que tras diversas dificultades por tratar de quedar embarazada, decide tomar el camino de la adopción. Esa es la base de la historia, pero que Yolanda Reyes, dueña de una gran sensibilidad humana y poética, empieza a construir de manera dolorosa desde sus inicios… desde cuando se toma la decisión de adoptar. 

Desde los fallidos intentos de quedar embarazada con su pareja, la crisis al pasar de la edad normalmente apta para concebir, la importancia vital que para algunas mujeres representa la maternidad, hasta el proceso de la adopción, el reconocimiento y encuentro de dos seres a través de un lazo más allá del biológico. En realidad muchos temas, que la verdad creo que puedo decir que ahora entiendo mucho más gracias a esta novela. Los detalles y las descripciones de las emociones de Belén son tan reales e íntimas, que sientes su dolor… yo sentí, desde su impotencia de quedar embarazada deseándolo con toda su fuerza, hasta el constante temor y emoción de ver a su hijo, primero desde una simple foto, y todas las emociones que desprende desde reconocerlo en una foto y su sonrisa, hasta tenerlo por primera vez de frente. De verdad fueron momentos que sentí como si los estuviera viviendo junto con ella. Esto gracias al trabajo con la pluma de Reyes, que de forma precisa describe las emociones. 

La poesía no es ajena a la novela, ya que además de la prosa poética de la autora, excelentemente trabajada, su título: “Qué raro que me llame Federico”, viene de un poema del gran Federico García Lorca, “De otro modo”, que finaliza de la siguiente forma:

“Llegan mis cosas esenciales. 
Son estribillos de estribillos. 
Entre los juncos y la baja tarde, 
¡qué raro que me llame Federico!” 

Y en el libro y con la historia tiene un significado bellísimo. 

Me encanta que es breve y preciso, no le quitaría ni pondría nada más. En sus 200 páginas, dividida en tres partes, en donde la voz de Belén se intercala con la de Federico, el joven ya mayor que viaja a Colombia buscando sus raíces. La relación que mantienen entre cartas y recuerdos, junto con toda la historia de la novela en sí, es una de las cartas de amor u homenajes más bellos a la relación entre una madre y un hijo adoptado. 

Recomiendo leerlo, sin dudas es una de las lecturas más satisfactorias que he tenido en este año, y es uno de esos libros que dejan huella, y al menos a mí, me permitió entender más algunos temas. Y ese proceso se hace más placentero, cuando se hace a través de buena literatura y una prosa rica en detalles y sensibilidad poética. Bello, doloroso, conmovedor, revelador y muy humano. 


8.5/10



Alejandro Salgado Baldovino (A.S.B)
@alejo_salgadoB
@alejandros17.89




Alejandro Salgado Baldovino (A.S.B)



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